CRUZADA CON
LOS ÁNGELES DEL CIELO
CONTRA LOS DEMONIOS PARA SALVAR ESPAÑA
“Revestíos de la armadura de Dios para poder
resistir, contra las asechanzas del diablo;
pues nuestra lucha no es contra carne y sangre,
sino contra los principados,
contra las potestades,
contra los dominadores de este mundo tenebroso,
contra
los espíritus del mal que habitan
los
espacios aéreos”. (Ef.6,11-13)
Pedid
y se os dará (Lc.11,9)
Son espíritus puros sin cuerpo ni materia,
dotados de inteligencia y voluntad. Fueron creados por Dios antes que los
hombres y el mundo visible. Son como la corte de Dios. Salieron de las manos de
Dios perfectísimos. Hay 9 Coros de Ángeles y cada uno lo forman millones de Ángeles.
S. Cirilo de Jerusalén comentando la
parábola de las 99 ovejas fieles y 1 perdida, dice que las 99 representan los Ángeles,
y la oveja perdida todo el género humano.
Son de naturaleza espiritual; no están
sujetos a la materia, ni a los achaques del cuerpo, ni a las desgracias
materiales, ni a las enfermedades, ni a la muerte. No pasan por un lento crecer
y desarrollarse, no envejecen ni disminuyen sus fuerzas como pasa en los
hombres. Son inmortales. Sus perfecciones son muy elevadas y no se pueden
comparar con las del hombre. He aquí las principales.
Inteligencia: Es excelentísima. Son sapientísimos.
Al Ángel le basta fijar su inteligencia para conocer las cosas y los misterios
que Dios ha creado. Y así se comunican las ideas. No necesita razonar,
estudiar, discurrir o examinar como los hombres.
Voluntad: Está inclinada a amar a Dios y cumplir sus órdenes
con rectitud perfecta. Los Ángeles no pueden cometer un pecado, por pequeño que
sea. Quieren lo que Dios quiere y rechazan lo que Dios rechaza.
Poder: Es superior al del hombre y a todo lo que
existe en la naturaleza. Un Ángel podría destruir la tierra y reducirla a
cenizas en un instante. La bomba atómica más potente no le puede hacer daño alguno
porque es espíritu. El rey Ezequías
se vio sitiado por el poderoso ejército
del impío Senaquerib. Pidió auxilio
a Dios. Dios envió un Ángel que en una noche mató 180.000 asirios y los
israelitas se salvaron. (IV Re.19). Un Ángel salvó a los
jóvenes del horno de fuego (Dan. 3); un Ángel defiende al profeta Daniel en el lago de los leones (Dan. 6,22); un Ángel explica
a Daniel las “semanas de años” que
faltan para el nacimiento del Mesías (Dan.9,21). Un Ángel traspasó el corazón de Santa Teresa de Jesús con un dardo ardiente y la dejó abrasada de amor
a Dios (Vida 19.11). Hubo santos que conversaban familiarmente con su Ángel custodio. A
Santa Gema Galgani su Ángel le
llevaba las cartas que ella escribía a su Director espiritual. Dos Ángeles araban la tierra supliendo a San Isidro labrador, cuando oía Misa en
la iglesia del pueblo. Un Ángel se
aparece a Jesús en Getsemaní cuando
suda sangre para confortarle y consolarle. Y un Ángel anunció a María la Encarnación
y Nacimiento de Jesús, que fue el
Arcángel San Gabriel.
Belleza: Ante la presencia
de un Ángel, el hombre queda sobrecogido de temor ante tanta hermosura y belleza...
“Si un Ángel apareciese en el firmamento rodeado de todos los soles estrellas
como hay, ante el resplandor del Ángel aparecerían como opacos” (San
Anselmo).
Gracia Santificante: Dios al crear a
los Ángeles los llenó de su Gracia, que es la vida de Dios, y les dio todas las
virtudes como adorno de su naturaleza. Eran agradables a Dios. [Así
quedo también nuestra alma cuando
recibió el santo Bautismo]. Los Ángeles contemplan siempre el rostro de Dios (Mt. 10, 10). En Dios viven y conocen todo lo que Dios les comunica.
Cuando un niño nace tiene asignado un Ángel que le
acompañará toda su vida hasta la muerte. Es el Ángel de la Guarda o Ángel custodio. Este Ángel no se repetirá
en otro hombre.
Los
Ángeles no son enemigos del hombre; todo lo contrario y eso lo vemos con
el Ángel de la Guarda que nos libra de muchos males, ilumina nuestro
entendimiento, , nos inspira buenos pensamientos, nos protege de enemigos,
nos gobierna con suavidad, nos defiende del demonio y nos conduce con
amor a la salvación del cielo.
Estas excelentes perfecciones que Dios
dio a los Ángeles les llenaban de gozo y felicidad, pero les faltaba la
felicidad más grande: “ver a Dios cara a cara”
y esto lo podían merecer por un acto de libre obediencia. No se sabe exactamente qué cosa les mandó Dios para
probar su obediencia. Lo cierto es que
uno de lo más hermosos y poderosos, Lucifer,
quiso ser como Dios y lleno de soberbia dijo: ¡Non serviam! ¡No te serviré! Y prosiguió “Escalaré el cielo; sobre las estrellas
de Dios levantaré mi trono (…) seré semejante al Altísimo” (Is.
14, 13-15). [lo
mismo dicen muchos ateos y malos católicos]. Fue
un pecado gravísimo de orgullo. Lucifer
arrastró a muchísimos Ángeles que le siguieron en el pecado. “El
Ángel malo amándose a sí mismo más que a Dios, no quiso estarle sujeto;
envaneciéndose por soberbia, separóse de la esencia, y cayó” (San Agustín).
A estos Ángeles rebeldes se opuso el Arcángel S. Miguel al grito de “¿Quién como Dios?”, y con él la inmensa
mayoría de Ángeles. Se libró una colosal
batalla que fue instantánea y los Ángeles rebeldes fueron precipitados al infierno.
Es Jesús que dice: “Yo estaba viendo a
Satanás caer del cielo a la manera de relámpago” (Lc. 10,18). Fueron
convertidos en demonios y perdieron las perfecciones que Dios les había dado excepto
la inteligencia y voluntad propias de la naturaleza angélica, pero dirigida
para odiar a Dios y a todas las criaturas que Dios ha creado, y para hacer el mal a los hombres tentándolos para
hacerles caer en pecado. Los Ángeles buenos fueron admitidos por Dios y le
contemplan con inmensa e
indescriptible felicidad. Desde entonces, el género humano consciente o
inconscientemente se divide en dos bandos: los que siguen a los Ángeles buenos,
y los que siguen a los demonios.
La Virgen María al subir al cielo en
cuerpo y alma fue coronada por la Sma. Trinidad con la triple corona de sabiduría,
poder, y amor.
(cf. Boletín del Oasis nº
150 ss.) Entonces comenzó a actuar como Reina de los Ángeles y de toda la
creación. El Papa León XIII tuvo una visión de los
últimos tiempos en que Satanás y sus
demonios andarían sueltos por la tierra luchando por destruir la Iglesia Católica,
persiguiendo a los católicos hasta matarlos. El Papa quedó hondamente impresionado. Redactó un exorcismo
contra Satanás y mandó se rezase en todas la Misas [salvo las cantadas]. Esa visión es hoy una realidad. La tierra
está dominada por Satanás. Los gobiernos
promulgan leyes anti-cristianas y anti- naturales
(aborto, eutanasia, “matrimonios” de
homosexuales, injusticias, mentiras, desenfreno sexual, blasfemias, ateísmo,
culto al demonio, etc. etc.)
Parece que se libre la última batalla entre
Dios y Satanás. Es necesario que vengan
en ayuda San Miguel Arcángel con sus Ángeles, para la victoria final que será
de Dios. Y esta victoria, por voluntad divina, será a través de la Virgen Inmaculada para mayor humillación de Satanás. La Virgen lo ha prometido en Fátima: “Al fin mi Inmaculado Corazón triunfará”. Satanás y todos sus demonios serán
lanzados al infierno por los siglos de los siglos.
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